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jueves, 17 de marzo de 2011

desventuras de las puertas corta-fuegos

Siempre nos olvidamos de las puertas corta fuegos, tanto, hasta el punto de que en el recorrido de una de ellas en un centro comercial de Alcorcón, se encontraban instaladas un montón de mesitas de un restaurante y puedo asegurar que era una puerta corredera enorme, una puerta corredera que no habría cumplido su función en el caso de que hubiese sido necesario, alguna mesa se lo habría impedido.
Pero las características principales de estas puertas, aparte de las oficiales son:
  • Nadie sabe para qué sirven.
  • Alguien tiene frío, las cierra y arranca el electroimán de la pared.
  • Un día, el que tenía frío, tiene calor, y como no puede abrir la puerta debido a que arrancó el electroimán le pone una cuña en el suelo, o un extintor, para que no pueda cerrarse.
  • Por alguna curiosa razón, siempre se descuelgan de la bisagra superior, por lo tanto se bloquean y tampoco pueden cerrarse.
  • Los muelles están destensados y tampoco se cierran por este motivo.
  • En las de doble hoja, los selectores de cierre hacen mucha gracia a la gente y terminan doblados hacia arriba para evitar “accidentes” por lo tanto, en el inverosímil supuesto de que llegaran a cerrarse quedaría un hueco en su zona central.
Pero un día, llegué muerto de risa a casa después de vivir una situación realmente divertida en lo que a puertas corta fuegos se refiere.
Así aconteció:
Fábrica de galletas en una llanura cerealista española (No voy a dar más datos) Tocaba el día de la inspección de Factory Mutual Global, reunión inicial con todas las personas implicadas en la protección contra incendios de la fábrica y después de revisar los últimos informes y la documentación comenzamos la inspección formando la comitiva ya habitual en estos procesos. Después de revisar los sistemas de abastecimiento de agua, llegamos a la central de control de incendios donde me piden que realice una prueba de estrés cortando la alimentación eléctrica y dejando solo la alimentación a baterías. Bien, el técnico confunde los fusibles y le quita la alimentación general, tanto de baterías como de red a la central y a las fuentes de alimentación. Tampoco pasa nada, se repone la alimentación, se rearma la central y volvemos a repetir la prueba de la forma correcta. De repente, entra en la sala de control un tipo hecho una fiera que resulto ser el encargado del almacén ¿Quién ha sido el g… que ha cerrado las puertas correderas? Evidentemente se habían cerrado las puertas corta fuegos debido al corte de alimentación. Y entonces el susodicho, saca del bolsillo la caja de las medallas y continua… menos mal que yo siempre tengo esas puertas con unas cuñas para que no puedan cerrarse, no sea que una carretilla pueda chocar contra ellas. Vi como el jefe de seguridad palidecía y el inspector de Factory Mutual sacaba el cuaderno, el bolígrafo y se ponía a escribir como un poseso, por supuesto, el siguiente punto de inspección fueron las puertas corta fuegos y supongo que el director de la fábrica al día siguiente comenzaría a supervisar personalmente el entrenamiento del pelotón de fusilamiento.
Las puertas corta fuegos son posiblemente las grandes olvidadas del sector, se instalan correctamente y un par de años después ninguna cumple la función para la que fueron instaladas, incluso he conocido un caso en el que en una comunidad de vecinos, eliminaron los vestíbulos corta fuegos de los garajes, con el argumento de ¿para que servían tantas puertas?
Nuevamente nos toca hacer pedagogía con nuestros clientes y dejarles muy claro que cuando en nuestros informes de mantenimiento presentamos anomalías en las puertas corta fuegos, deben de ser subsanadas de forma inmediata y tomar las medidas necesarias para evitar su deterioro.
A ver si al final lo logramos entre todos.

lunes, 14 de marzo de 2011

Tenemos que enseñar

Hace ya algún tiempo, sentado tranquilamente en mi mesa me pasan el siguiente aviso de avería en una importante empresa en Alcalá de Henares:

“hemos tenido un incendio y la manguera no ha funcionado”.

¿Cómo es posible? Evidentemente tardé 0,45 milésimas de segundo en coger el coche y salir disparado esperando que el cliente me parta la cara y de paso ver qué es lo que ha ocurrido.

Evidentemente me reciben con las garras afiladas, como todo en esta vida hay afinidades y no falta quien ya ha visto una oportunidad de mandar a mi empresa de aquella época a la porra.

Se trataba de una Boca de Incendio Equipada (BIE) de Ø45mm situada en una pasarela de un tejado que protegía una chimenea con riesgo de incendio, la chimenea se incendió y actuó de inmediato el equipo de primera intervención de la fabrica. El personal de este equipo usó la BIE y no salió agua por la lanza… mal asunto. La chimenea y parte del tejado calcinado e inservible.

En fin… subo a la cubierta como si subiera al patíbulo, escoltado por las fuerzas vivas de la compañía, incluso algunos iban sonrientes… solo faltaba el redoble de tambor.

Con toda solemnidad, abro la BIE, extiendo la manguera, abro la válvula, giro la lanza y… ganas me dieron de bañar a toda la concurrencia, se escucha en la lejanía cómo arranca la bomba diesel y sale un chorro de agua de unos 10 metros de alcance, la lanza estaba cerrada y sólo tuve que abrirla. Hay que recordar que las lanzas de las mangueras contra incendios disponen de tres posiciones, cerrada, chorro y cortina o abanico. Las personas que componen los equipos de primera intervención deben saber esto.

Los que estaban serios sonrieron, los que sonreían se pusieron serios y yo internamente suspiré y confirmé lo que sabía, a la BIE no le pasaba nada. Convertí mi inminente ejecución en una clase de cómo funciona una BIE y pasé a vender un curso de formación a la brigada de primera intervención.

Nuevamente el problema de siempre, de nada sirve disponer de un sistema de protección contra incendios adecuado si luego no sabemos utilizarlo, en este caso se perdió una chimenea y algunos metros cuadrados de cubierta, pero podía haber sido mucho peor y todo porque un componente del equipo de primera intervención de una fabrica no conocía el uso una BIE.

Nuevamente la moraleja, debemos enseñar a nuestros clientes cómo funcionan estos medios de protección que vendemos e instalamos, nosotros somos los primeros interesados en que no pasen estas cosas y no crearnos injustificadas malas famas, que las justificadas ya vendrán solas.

lunes, 7 de marzo de 2011

El sistema de detección desconectado.


Hace unos meses, conocimos que el sistema de aviso del sistema de protección contra incendios de la plataforma de BP que se incendió y se hundió en el Golfo de México y que le trajo de cabeza a Obama, se encontraba desactivado desde hace varios meses. Sé ve, que a  algunos de los profesionales que trabajaban en la plataforma les dio por declarar esto en un arranque de desprecio absoluto por sus puestos de trabajo. Seguro que por ahí andan sus CV en infojobs.

El sistema de detección de incendios y de gases se encontraba en funcionamiento, pero los medios de alarma se encontraban desactivados, evidentemente está muy feo eso de despertar a las personas que trabajan en plataformas petrolíferas de madrugada con falsas alarmas de incendios, yo creía que esas cosas solo pasaban en España.

Si las falsas alarmas eran habituales sería debido a que el sistema no era el adecuado o se encontraba mal mantenido y esto no pasa solo en las plataformas petrolíferas de BP en el golfo de México, pasa también en muchas industrias cercanas y en la mayoría de instalaciones de garajes y trasteros, por no decir también hoteles y centros comerciales. Cuando suena por segunda vez el molesto pito se desconecta y punto, fin del ruido, pero es el inicio de un gran problema que puede llegar a convertirse en un desastre.

Debemos de concienciar a los clientes finales. De nada sirve que se gasten el dinero en un sistema de protección, que con suerte no será necesario que funcione nunca, si luego se abandona y no se mantiene. Pero los únicos culpables no son los clientes finales, muchas de las empresas del sector no hacen bien su trabajo, eso sí, cobrar, cobran de maravilla.

En todas las facetas de la vida, solo hay una forma de hacer las cosas bien, pero en protección contra incendios no solo hay que hacerlas bien, deben  de ser perfectas, trabajamos con equipos que en condiciones normales alcanzan la obsolescencia sin que nunca lleguen a funcionar, pero si se da el caso de ser necesarios, deben actuar a la perfección y no hay excusa posible.

Por lo tanto, no deberíamos negociar a la baja nuestros precios a costa de la calidad de los equipos y servicios que prestamos, en nuestro trabajo, si no queda más remedio solo podemos bajar precios a costa de nuestra cuenta de resultados. Ganaremos menos dinero, pero dormiremos tranquilos todos los días y ganaremos en prestigio profesional.